Cómo fluir por el mundo de las fuentes
Nuestra última artista residente, Kirsten Winkelbauer, también conocida como Winklebeebee, nos hace un pequeño recorrido por el fantástico mundo de las fuentes. Si te interesa el tema, no te pierdas sus consejos para tener una buena base y moverte con más soltura.
«Si quieres descargar fuentes y utilizarlas, como artista y especialista del diseño, tienes la responsabilidad de conocer las normas y las pautas para usarlas correctamente y dentro de la legalidad.»
Si vas a empezar en el mundo del diseño gráfico u otro campo que implique trabajar con texto, el mayor reto quizá sea aprender a usar las fuentes.
Entonces, ¿cómo lo hacemos sin morir en el intento? Pues, como en muchas otras cosas en la vida, a base de práctica. Cuando nos ponemos manos a la obra surgen los primeros interrogantes: ¿dónde las encuentro? ¿Hay que pagar? ¿Cómo sé si puedo usarlas en proyectos comerciales?
En internet los recursos parecen infinitos, y justo por eso a veces se nos puede hacer un mundo. Sin embargo, con que investiguemos solo un poco, veremos que hay un montón de opciones baratas e incluso gratuitas para empezar a crear nuestra propia biblioteca de fuentes.
¿Dónde puedo encontrar fuentes?
Una simple búsqueda en Google te dará mil y un resultados, así que no te van a faltar recursos. Aun así, aquí tienes una lista con algunas ideas interesantes:
• DaFont
• Font Squirrel
• Design Cuts
• Font Bundles
Aunque, evidentemente, no sean las únicas páginas disponibles, son una opción muy práctica, ya que te ofrecen una amplia gama de fuentes para uso comercial y de dominio público. Además, también tienen otros recursos fantásticos para trabajos de diseño gráfico, como packs de vectores, texturas y plantillas.
¿Por qué repites tanto los términos «uso comercial» y «dominio público»? ¿Qué significan?
A la hora de usar fuentes, hay que tener una cosa muy clara: no hay una norma general que se aplique a todas. Nunca olvides que las fuentes no aparecen por arte de magia, hay alguien detrás que la ha diseñado y creado, así que esa persona tiene derechos de propiedad intelectual. Hay mucha gente que permite que todo el mundo las utilice, mientras que otros establecen normas y pautas.
Las fuentes de uso comercial son las que se pueden aplicar en productos que tienes pensado vender y de los que vas a sacar un beneficio económico. Si un autor categoriza la suya como una fuente de uso particular, significa que no debes utilizarla en productos o diseños a la venta, sino que solo puedes darle un uso personal. De todas maneras, muchas veces esto no te impedirá compartir el diseño en tu página web. Eso sí, antes comprueba la licencia para asegurarte de si tienes o no que mencionar al diseñador.
Las fuentes que entran en la categoría de «dominio público» también se pueden usar sin pagar, ya que se considera que son de propiedad general y, por lo tanto, no tienen derechos de autor.
En páginas como DaFont, puedes filtrar las búsquedas para que te aparezcan solo fuentes gratuitas y de dominio público, lo que te ahorrará muchísimo tiempo.
Si quieres descargar fuentes y utilizarlas, como artista y especialista del diseño, tienes la responsabilidad de conocer las normas y las pautas para usarlas correctamente y dentro de la legalidad. Que la fuente no tenga un aviso claro que explicite la política de uso no te da derecho a hacer lo que te venga en gana. Busca a fondo y verás que casi siempre encontrarás una descripción de la licencia.
Créeme cuando te digo que no hace ninguna gracia dedicarle horas al diseño de un producto para luego descubrir que no puedes usar la fuente que has elegido. Siempre merece la pena leerse el apartado de preguntas frecuentes de una página o investigar un poco para asegurarte de que no vas a tener problemas después.
A ver, espera, entonces ¿tengo que pagar por las fuentes si les voy a dar un uso comercial?
No siempre. Hay gente que cobra por las fuentes que crea, y quizá con el tiempo es una buena idea tenerlas en cuenta, pero aun así hay muchísimas otras opciones gratuitas. En DaFont y FontSquirrel, por ejemplo, verás que la gran mayoría (si no todas) son gratis.
Otras, como Design Cuts y Font Bundles, tienen un apartado en la web donde se ofrecen fuentes gratis por tiempo limitado. Es decir, que allí podrás descargarte packs de fuentes por las que normalmente hay que pagar, pero tienes un tiempo para hacerlo: a veces es un par de días y otras un par de semanas. Te recomiendo que les eches un ojo a menudo y que te suscribas a sus notificaciones por correo. Estas y otras páginas tienen boletines informativos semanales con enlaces directos a productos gratuitos y ofertas puntuales que quizás te interesen.
Puedes crear un buen banco de fuentes sin gastarte ni un céntimo, pero si no te va de ahí, encontrarás ofertas muy buenas por menos de 20 $. A veces invertir un poco merece la pena, tenlo en cuenta.
Ya sé que tanta fuente junta a veces da un poco de vértigo, pero con el tiempo, una buena búsqueda y práctica, notarás que cada vez lo haces con más soltura y seguridad. ¡Y ahí es cuando empezarás a disfrutar!
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